Hoy he salido
nuevamente a buscar a aquella chica, esa chica que tanto deseo, en verdad jamás
creí poder llegar a sentir estos impulsos. No puedo soportar la idea de estar
sin verla nuevamente, de escuchar su voz y de admirar su cuerpo desnudo y
acariciarlo por completo, no puedo recurrir a la masturbación como medio para
tranquilizar mis impulsos.
Necesito hacerle el
amor…
Caminé y caminé, sin
poder encontrarla, estuve dando vueltas por casi dos horas. Cuando me sentí
exhausto me fui a sentar en una de las bancas, tratando de convencerme a mí
mismo de que ella ya no volvería a acercarse a mí. Me sentí con una depresión
de no poder saciar mi ansiedad, al no poder sentir la piel cálida y los labios
suaves de una bella mujer, sin embargo, algo pasó cuando estaba por regresar
resignado de todo a casa. Una chica, no la que yo buscaba, pero era una chica;
hermosa, delicada, caminaba en dirección hacia mí y por un momento creí que se
detendría justo frente a mí, pero siguió caminando, únicamente pude escuchar
que me daba las buenas tardes. Solo fue un gesto de amabilidad que le hubiera
hecho a cualquier otro que se topara en el camino y sin embargo fue suficiente
para sentir esa adrenalina correr por mi cuerpo.
Tenía que tocarla…
Caminé detrás de ella y
apresuré el paso para alcanzarla, hasta que lo hice y le hable con algo de
nerviosismo, ella se detuvo y me devolvió el saludo como algo extrañada por mi
actitud y aspecto nervioso. Con voz algo quebradiza me presente y le extendí la
mano para saludarla creyendo que ella me rechazaría, que saldría corriendo de
mi o que gritaría pidiendo ayuda, pero no lo hizo, en cambio tomo mi mano y me
devolvió el saludo con ella, no pude evitar soltar una pequeña risa de emoción
y ella me pregunto si todo estaba bien. Le dije que solo estaba algo exhausto
por haber caminado mucho durante el día y que era muy reconfortante ver a una
chica de tal belleza en el parque casi abandonado, ella sonrió y me dio gracias
por el comentario, entonces le dije que si quería ir a mi casa a tomar algo, a
lo que su reacción fue de asombro y desconcierto, y como no, yo era un completo
extraño para ella, como pretendía que ella aceptara ir a mi casa sin conocerme.
Se quedó callada por lo
que me pareció una eternidad aunque solo fueron unos segundos y me respondió
que efectivamente no me conocía, no sabía quién era y con qué motivo le hacia
esa invitación y que lo mejor sería que se retirara, al escuchar eso entre en
una especia de transe, una locura me invadió y la tome del brazo diciéndole que
fuera conmigo que no le iba a pasar nada, ella se mostro muy asustada y me
pedía que la soltara y que la dejara ir, que pedirá ayuda si no lo hacía.
No podía permitirle que
me dejara…
Forcejeó conmigo
mientras gritaba que la ayudaran, en ese momento se soltó de mi brazo por el
movimiento brusco que hacía y por la fuerza del movimiento tropezó y se golpeo
la cabeza. La miré fijamente algo asustado creyendo que estaba muerta, me
asusté y comencé a correr, pero, sentí ese impulso en mi pecho, me detuve en
seco y miré hacia atrás, pude apreciar a la chica tirada en el suelo inmóvil
sin hacer mas ningún gesto de enojo, miedo o cualquier reacción para alejarse
de mí, ella estaba quieta, como si me esperara. No pude medir el tiempo ni la
distancia que recorrí, pero me pareció haber llegado hasta ella en un instante,
la miré, estaba tan bella, radiante y sus labios… esos labios me estaban incitando.
La cargué y la llevé a
casa, la recosté en mi cama y la volví a mirar parado frente a ella, para
admirar la curvatura de su cuerpo, en ese momento sentí una gran excitación que
no pude controlar y me acosté a un lado de ella, inmóvil sin decir una sola
palabra, no podía creer que tenia a una mujer tan cerca de mí. Como pude le
quité la ropa, a pesar de la excitación en mi cuerpo, me tome mi tiempo en
denudarla, y cuando finalmente termine, mis ojos quedaron maravillado por la
belleza de todo su ser, el dulce aroma de su piel, en cuestión de segundo
estaba besándola y acariciando su cuello, jugando con su pelo y entonces
comencé a deslizar mis labios en dirección a sus piernas, probando su cuello,
besando sus pechos, su abdomen.
Me sentía en la gloria…
pero las cosas no siempre salen como uno quiere…
Cuando estaba a punto
de llegar a su sexo, con la intención de probar el sabor de ese majestuoso
fruto de la vida, escuche una respiración algo opaca y ahogada, entonces
levante la cabeza y el miedo me invadió por completo, la chica había abierto
los ojos, y como un rayo de pronto reacciono, quizá recordó el incidente
anterior a ese momento, trato de incorporarle y se dio cuenta de la situación
en la que estaba, tanto ella como yo no miramos con un asombro que no podíamos
contener, de pronto note como en su semblante se dibujo una expresión de horror
y claro imagine que lo primero en su mente era gritar, efectivamente hizo un
gesto que indicaba que lo iba a hacer. En un movimiento rápido le tape la boca
con una mano, mientras que la otra la use para sujetarla fuertemente, estaba
asustado y no quería que ella alertara a los vecinos con sus gritos.
No sé por cuánto tiempo
permanecí de esa forma, pero de un momento a otro, la chica dejo de forcejear e
intentar gritar, creí, que se había rendido y aceptaría que continuara con lo
que quería hacer, pero cuando la solté ella ya no reaccionaba, le hable para
ver si respondía, pensé que me quería engañar haciéndose la dormida, pero
cuando me acerque a su corazón, este había dejado de latir. Un miedo muy
profundo se adentro e mí y un sudor frio recorrió mi espalda, había asesinado a
esa podre chica, la había asfixiado; me levante un momento intentando
controlarme, pero lo que había hecho no me dejaba tranquilo, me había convertido
en un asesino, el temor de ir a la cárcel se apodero de mi y comencé a pensar
en desacere del cuerpo pero… no podía, por fin la tenia conmigo, una mujer,
denuda en mi cama, y recordé aquel sueño, mi mente comenzó a dar vueltas y como
si hubiera sufrido una especia de transformación, parecía una bestia y mis ojos
se enfocaron en mi presa, la cual ya hacia tendida esperando ser devorada.
Y así lo hice…
En cuestión de segundo
me encontraba nuevamente besando y acariciando el cuerpo de la chica, aun conservaba
cierto calor y mi excitación volvió como si un rayo me recorriera todo el
cuerpo, comencé a besarla, acariciarla, probarla de todas partes y finalmente,
le hice el amor, no se por cuánto tiempo estuve haciéndolo, en estos momentos
mientras escribo estas palabras siento esa excitación nuevamente, creo que esta
noche dormiré tarde.
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